Nacho Bolea en la sala Luis Buñuel del Paraninfo hasta el 16 de febrero

Nacho Bolea (Zaragoza, 1966), expone Mikado hasta el 16 de febrero en el Paraninfo de la Universidad. Dicha exposición ha sido ampliada de fecha por el gran éxito de público que está teniendo. El horario de visita es de martes a sábado de 11 a 14h y de 17 a 21h. Domingos y lunes cerrado.

Entrevistamos a su autor y damos un paseo por su exposición.

– ¿Qué significa «Mikado»?

Mikado es un juego tradicional de origen chino. Utiliza varillas alargadas y finas que originariamente eran de marfil tallado y que ahora son de madera y que exige a sus participantes grandes dosis de habilidad y paciencia, ya que el objetivo del juego es retirar uno a uno de un inicial montón, cuantos más palitos mejor, tratando siempre de no perturbar ese equilibrio azaroso. En verdad, es un juego difícil pero también divertido y que detrás de su sencilla dinámica recoge dos conceptos que son primordiales y recurrentes en mi trabajo: expansión y concentración.

– La sala Luis Buñuel del Paraninfo parece ser un lugar ideal para tu exposición, ¿no?

Ciertamente se acomoda muy bien con el carácter intimista de mi obra. Desde el punto de vista expositivo, es un espacio complejo porque encierra a su vez numerosas galerías y  estancias que se intercomunican y comparten perspectivas. Esto me ha permitido, con la ayuda y consejo  de todo el equipo del Vicerrectorado de Cultura, separar pero también mezclar las distintas series y apartados que componen la exposición. Hacer de la Sala Buñuel un gran Mikado donde cada visitante puede extraviarse y jugar a su vez su propia partida.
La iluminación es también un aspecto muy importante y que se ha cuidado al detalle. Es una iluminación puntual y teatral y que confiere a todo el conjunto cierto aire de misterio y sorpresa y que, a mi juicio, potencia una visión más recogida y poética de cada una de las obras.

Exposición de Mikado en la Sala Luis Buñuel del Paraninfo (Fotografía de Pipa Álvarez)

– Trabajas con diferentes formatos. Collages, pinturas, objetos, libros de artista, películas… ¿Tienes alguna preferencia?

En realidad, no. Creo, que en mi caso, se complementan y refuerzan unos a otros. Lo que sí es cierto es que me gusta alternar ciclos de trabajo en los que a veces predomina más una faceta pictórica y en otros, sobre todo en los de creación de objetos, en los que la faceta constructivista está más presente.
Por regla general, tiendo a dilatar en el tiempo los procesos de trabajo y este hecho favorece de forma natural esta alternancia de soportes y técnicas.

Pinturas-Ensamblajes de la exposición Mikado (Fotografía de Pipa Álvarez)

«El Caballero de la Rosa» (Fotografía de Pipa Álvarez)

«El Caballero de la Rosa» en la exposición Mikado (Fotografía de Ángel Pascual)

– Con respecto a la temática de tus obras es muy variada. Van desde el arte, la literatura, el erotismo, el viaje… ¿Son parte de tus «obsesiones”?

Me atraen temas que inciden en nuestra naturaleza más personal e íntima y que, plásticamente, representan un reto y me resultan atractivos y sugerentes.
Todos estos temas que citas, junto a otros que he abordado en el pasado, como por ejemplo, los sueños y las enfermedades, nos invitan a extraviarnos y perseguir nuevas identidades en pos de algo distinto y superior.

 – Algunos títulos de tus obras son algo crípticos. Como «Nidada», «Ardis», «Bibelot», … ¿Cómo surgen esos títulos?

Muchos de ellos son palabras en desuso, palabras que me resultan evocadoras y cuyo significado puede sobrevolar la atmósfera de la obra. A veces también, recurro a algún verso de uno de mis poetas favoritos, “ya duerme el pétalo rojo” (Alfred Tenynson) u otro tipo de referencias literarias, “Ardis” que es el nombre de la villa donde transcurre la infancia de Ada (personaje femenino de la maravillosa novela de Vladimir Nabokov, “Ada o el ardor”). Me gusta pensar que actúan como una especie de señuelo y añaden a la obra una nota complementaria y abierta.

«Ya duerme el pétalo rojo» (Fotografía de Pipa Álvarez)

«Ardis» (Fotografía de Pipa Álvarez)

«Bibelot» (Fotografía de Pipa Álvarez)

– ¿Alguna de las obras expuestas es más especial para ti?

Es difícil contestar a esta pregunta porque cada obra encierra su propia motivación y de una u otra manera están vinculadas a mi persona pero, quizás, “Rosa Victoria”, que es la pieza más antigua de esta muestra, y el propio “Mikado” son obras que concentran muchas de mis preocupaciones formales y que a mi entender cierran y abren un ciclo.

«Rosa Victoria» (Fotografía de Pipa Álvarez)

-Esta obra, “Mikado”, de la serie “ Los Divagantes” da nombre a tu exposición. ¿Qué significa para ti?. ¿Cuál el su origen y cómo ha sido su proceso de realización?

Mikado es el objeto divagante más laborioso y complejo que he realizado hasta la fecha. No solamente porque su proceso de creación –lleno de avatares y dificultades- se ha dilatado en el tiempo de forma excesiva y obsesiva, sino porque en sí mismo es un exceso de materiales expresivos y discordantes.

«Mikado» (Fotografía de Pipa Álvarez)

Es una obra que considero en el límite. Un límite irracional y extenuante y que, como he comentado anteriormente, reúne muchas de mis preocupaciones formales en relación con los materiales y la potencialidad de sus capacidades expresivas.
La escultura, que fue creciendo de una manera casi orgánica, se organiza alrededor de un núcleo central del que parten docenas de varillas de fina madera y alambre – de ahí su nombre-, de las cuáles, a lo largo de cinco años, pacientemente, he ido prendiendo y suspendiendo infinidad de bolas navideñas y otros pequeños objetos, y que posteriormente he cubierto con una espesa capa de pintura color chocolate.

Nacho Bolea trabajando en «Mikado» (Fotografía de Jesús Llaría)

Su estructura abigarrada y atómica parece a punto de estallar, de disolverse en un chorro de energía festiva y furiosa y como todos mis objetos divagantes, acumula múltiples significados y parecidos. En la exposición ocupa un lugar destacado y es uno de sus ejes principales.

Pasillo central con Mikado al fondo (Fotografía de Pipa Álvarez)

– ¿Cómo surgen tus obras y cuál es tu fuente de inspiración?

Desde mis inicios, me ha gustado pensar en el Arte como un enorme e intemporal espacio. Un espacio de proyección, con sus propias reglas y en donde todo puede acontecer.
Perdido frente a esa inmensidad especular tengo que confiarme a la intuición y seguir ciegamente las pautas que el propio proceso creativo genera.
A veces, se trata de mantener viva una chispa inicial que alumbra una creación que nace casi intacta y espontánea; otras, las más, de librar una larga y dura batalla.
Mi misión como artista sería entonces esa: sacar a la luz la naturaleza secreta e íntima de cada obra y mostrarla sin desvelar su misterio.
En este proceso, tiene para mí una gran importancia la búsqueda y selección de materiales que va acompañada de azarosos paseos, lecturas y reflexiones y casi te diría que la inspiración es un estado de radiante y perpetua vigilancia.

– En esta exposición hay obras realizadas en los últimos diez años, muchas de ellas inéditas o exhibidas parcialmente en proyectos colectivos. Sin lugar a dudas una ocasión única de poder ver todas las obras juntas.

Si, ciertamente. Desde el año 2001, en el que mostré la serie completa “24 Fragmentos del Mal Blanco” en el Museo Pablo Serrano,  no exponía de forma individual en Zaragoza. Quizás, en este sentido, “Mikado” junto a “Limbo”, otra exposición individual que el MUA (Museo de la Universidad de Alicante) organizó en 2003, ha sido la muestra más completa y variada que se ha realizado entorno a mi obra.
Volver a mi ciudad, después de tanto tiempo y  hacerlo en un marco tan especial como el del Paraninfo ha sido un gran reto y una experiencia muy enriquecedora y satisfactoria.

Nacho Bolea junto a su obra «Meridión» (Fotografía de Clemente Calvo)

– Con motivo de la muestra se ha editado un cuidado catálogo que recoge fielmente todos sus apartados. ¿Qué nos puedes contar sobre él?

El catálogo Mikado creo que en sí merece un apartado propio ya que en su gestación y diseño he tenido ocasión de colaborar estrechamente, además de con el estupendo equipo del Vicerrectorado de Cultura y Política Social, con una  amplia nómina de excelentes profesionales que tenemos en Aragón. Las fotografías de las obras y de otros detalles, como por ejemplo las fotografías del estudio o el audiovisual de Borderline, han corrido a cargo de Pipa Álvarez, Gonzalo Bullón, Clemente Calvo y Jesús Llaría. En cuanto a la maquetación y diseño han sido obra del Estudio Versus, fiel a su estilo sobrio y elegante. La impresión la realizó  “Con otro color”. Finalmente, los textos que figuran en él son del propio Rector, Manuel José López, dos grandes especialistas y críticos, Chus Tudelilla y Juan Vicente Aliaga y míos.
Como comentas es un catálogo fiel al contenido de la exposición, muy cuidado y trabajado y que se estructura atendiendo a las diferentes secciones y series que componen Mikado.

– Echando la vista atrás, ¿cómo y cuándo empezaste a crear?. ¿Cuáles fueron los inicios?. ¿Cómo surgió todo?

En mi caso puedo rastrear la pulsión artística hasta el periodo de mi infancia, donde ocupaba parte de mi tiempo pintando y construyendo divertidos artefactos. Más tarde, entré en contacto con la obra de otros artistas y comencé a visitar asiduamente galerías y museos. Pero no es hasta mediados de los ochenta, cuando me planteo trabajar de forma continuada e instalar mi propio estudio. Aún tardé otros diez años en presentar mi exposición individual “El Estado Radiante”, en 1996, con la galerista Antonia Puyó. Desde entonces, siempre atendiendo a mi ritmo de trabajo que es constante pero lento, he realizado otras muestras individuales  por diversas ciudades españolas y participado en numerosos proyectos colectivos.
Hace unos años, trasladé mi estudio a La Cartuja donde he encontrado un ambiente retirado e ideal que me permite concentrarme y seguir trabajando.

Nacho Bolea en su estudio (Fotografía de Jesús Llaría)

– Y mirando hacia adelante, ¿cuáles son tus planes para el futuro?

Bueno ahora mismo estoy muy volcado con mi nueva serie “Libros de Artistas”, algunas de cuyas obras se pueden ver ya en Mikado, y en la que utilizo  como soporte, en la mayoría de los casos, libros u otro tipo de impresos y que inspiran otros artistas, escritores, fotógrafas, poetisas, etc. por cuya obra siento predilección, me emociona y aporta algo. El proyecto tal y como lo contemplo agruparía cuarentaicuatro piezas  y quiero que sea el germen de una futura exposición y un nuevo libro (de imágenes y textos): un libro de artista de Libros de Artistas.

«Libro de artista Borderline» (Fotografía de Gonzalo Bullón)

«Girándula -de la serie Libros de Artistas-» (Fotografía de Pipa Álvarez)

«Eternit -de la serie Libros de Artistas-» (Fotografía de Pipa Álvarez)

También ando enfrascado con nuevas pinturas y una serie de objetos realizados principalmente con armas (de juguete) y otros instrumentos bélicos.
Pero como ya he comentado antes, trabajo despacio y me cuesta sacar adelante las obras. Una exposición como Mikado exige un gran esfuerzo y después de su presentación me quedé unas semanas como vacío. Ahora, poco a poco, vuelvo a recuperar las ganas de pasear ociosamente con la cámara al hombro y de volver a trabajar en el estudio. Que a la postre, es mi mayor recompensa.

Web de Nacho Bolea